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15 Nunca más te despreciarán aquellas naciones, pues no serás más una nación de malvados, dice el Señor Dios”».

16 Luego me vino este otro mensaje del Señor:

17 «Hombre mortal, cuando el pueblo de Israel estaba viviendo en su propia tierra, la contaminaron con sus malas obras. Para mí su devoción era tan repugnante como si fueran trapos manchados de sangre de menstruación.

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